La creencia popular es que dichos cambios no se producen porque los políticos no se ponen de acuerdo.
Eso no es precisamente cierto.
Los cambios, las transformaciones, se producen cuando las mayorías determinan un rumbo y aprueban las medidas para encaminar esos rumbos.
Hoy por hoy, la mayoría en la Cámara de Diputados la tiene el PRI y la realidad es que han usado esa mayoría no para impulsar los cambios, sino precisamente para lo contrario, para frenarlos.
El ejemplo más acabado de esa decisión priísta de que no haya transformaciones es la reforma laboral.
La historia es de risa: el PAN presentó una iniciativa de reforma laboral en abril del 2010; el PRI decidió que no discutirían dicha iniciativa hasta que ellos presentaran una sobre el mismo tema.
Estuvieron a punto de hacerlo en diciembre del año pasado y ya publicada en la Gaceta Parlamentaria decidieron bajarla; por fin, presentaron su iniciativa de reforma laboral en marzo de este año y anunciaron que la discutirían para dictaminarla y aprobarla en el periodo de sesiones que terminará el próximo sábado 30.
A fin de cuentas decidieron no discutirla, matarla en resumidas cuentas. Incluso, desecharon el ofrecimiento del PAN de dictaminar y discutir la reforma laboral priísta.
Y como ese ejemplo hay otros: habrá que recordar la reforma fiscal propuesta por Vicente Fox; la casi destrucción de la reforma petrolera de Felipe Calderón; el congelamiento de la reforma a la Banca de Desarrollo aprobada en el Senado y que se quedó sobre la mesa en la anterior legislatura o la minuta de la ley de Asociaciones Público Privadas, ya aprobada en el Senado y congelada en la Cámara de Diputados.
Es decir, lo que vemos es una mayoría que no usa su poder para que el país avance, sino para que se frene.
Hay una condición: si votamos para que el PRI recupere la Presidencia de la República, entonces y sólo entonces el PRI impulsará los cambios que México necesita.
Es decir, ni más ni menos que un chantaje.
El problema es que el PRI no está en capacidad de cumplir esa promesa.
Hay que recordar lo que hicieron con México los últimos 30 años que estuvieron en el poder: devaluación el peso de 12.50 pesos por dólar a 9 mil; los precios subieron como nunca en la historia de México con inflaciones hasta de 15% mensual; llevaron a la pobreza a más de la mitad de los mexicanos; quebraron el sistema bancario completo; contrataron la mayor deuda externa que el país ha conocido, tan grande que en septiembre de 1982 declaramos al mundo que no podíamos pagar.
Gobernaron para beneficio de sus cuadros, fingiendo que hacían, que construían y que el país avanzaba.
Pero hoy nos quieren chantajear: o votan por mí, por el PRI, o no hay avance alguno.
Hasta el próximo lunes con nuevas…PERSPECTIVAS.
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