Carlos Salinas de Gortari hizo pública la existencia de la Nomenklatura , grupo duro del PRI, quien habría asesinado a Luis Donaldo Colosio y estallado la rebelión del EZLN para frenar cambios que el régimen de Salinas había impulsado y pensaba impulsar.
Fue, en apariencia, la misma Nomenklatura la que frenó los cambios a partir de la aprobación de la minireforma a la Ley del IMSS, que aunque creó las Afores, evitó lo más importante de dichos cambios, la de los propios empleados de la institución; esa misma Nomenklatura se habría opuesto a las reformas energética y del IVA a 18% propuestas por Ernesto Zedillo y habría perdido las elecciones contra Vicente Fox.
Arrinconada por la derrota electoral del 2000, la Nomenklatura resucitó y se propuso fortalecer al PRI, cambiar de estrategia y endurecer las posturas.
Gracias a esa inspiración surgió el PRI-oposición, que en una actitud irresponsable hacia México y su futuro resumió su comportamiento en aquella frase de que se hunda Fox aunque se hunda México.
Y así ha actuado: oposición completa a los cambios que podrían dinamizar la economía, combatir la inseguridad, reducir la pobreza y revertir la caída en la competitividad del país.
Hoy por hoy, están en la congeladora de la Nomenklatura priísta las iniciativas de ley de reforma política, de seguridad, la mayoría de las económicas y, la cereza en el pastel, la reforma laboral.
Esta es un caso aparte:
Tuvo su primer episodio en abril de 2010 cuando el PAN presentó su iniciativa; un segundo episodio se vivió en el periodo legislativo septiembre-diciembre del 2010 cuando se esperaba la iniciativa priísta de reforma laboral para arrancar las discusiones; entonces, el PRI incluso enlisto su iniciativa en la Gaceta Parlamentaria y de inmediato la bajo, con un cambio de señales.
En el actual periodo de sesiones, el PRI finalmente presentó su iniciativa laboral, que tiene más coincidencias que diferencias con la del PAN.
En esencia, las diferencias residen en que la iniciativa priísta no toca a los sindicatos y sus privilegios.
Una vez presentada la iniciativa priísta, la Nomenklatura dio las señalas para hacer tortuguismo: se creó una Subcomisión de Reforma Laboral dentro de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara , con el propósito de hacer lento el proceso y se estimuló a los sindicatos radicales a manifestarse en contra de la reforma.
Todo, encaminado a evitar que en México haya reforma laboral.
Hoy la Nomenklatura priísta ha sacado la cabeza: es el priísmo agresivo, dictatorial, autoritario que hoy vemos en la cúpula de ese partido y que dice decidido a aplastar a los adversarios, a lograr carro completo en las elecciones, a cambiar las leyes presupuestarias para apoderarse de los recursos, a frenar todo cambio que produzca efectos positivos, porque se supone que eso beneficia a Calderón; es, a fin de cuentas, el priísmo que antes pactó con el crimen organizado y que hoy quiere volver a hacerlo para demostrar que de ellos depende la seguridad.
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