He recibido muchos mensajes preguntando porqué voté en contra de ampliar la exención de impuestos para pensiones hasta 25 salarios mínimos, el miércoles 6 de abril. De hecho fuimos sólo 7, todos del PAN, de los 500 diputados, que votamos en contra de la medida.
Esa fue una votación, de muchas que se ven en la Cámara de Diputados, que se hacen con el corazón, con información a medias o equivocada, por motivos electorales y que en esencia significan ampliar prebendas y privilegios para quienes no las necesitan.
Desde el año pasado en Cámara de Diputados había cuando menos una docena de iniciativas para ampliar la exención a pensiones por encima de los 9 salarios mínimos, que era hasta donde hasta ahora están exentas del pago del Impuesto Sobre la Renta.
Todas esas iniciativas llegan a la mente de los legisladores como una medida para que los “pobres viejitos” que han dado su vida en el trabajo ya no paguen impuestos.
Nada está más alejado de la realidad.
Hoy por hoy, México es uno de los países más generosos del mundo en materia de exención a pensiones. Sólo Estados Unidos es más generoso que México en ese renglón.
En números duros esto significa que en México no pagan impuesto las pensiones hasta 9 salarios mínimos.
Se trata, para decirlo en cristiano, de un régimen especial de tributación, esos por los que todo mundo protesta, que tiene un costo fiscal de poco más de 23 mil millones de pesos.
Bueno, pues este régimen especial de tributación beneficia al 98% de todos los pensionados del país; se trata de dinero que no paga impuestos nunca, ni cuando lo aportan las empresas, ya que es deducible, ni los intereses que genera, ni cuando lo recibe el beneficiario; es decir, el pensionado.
Sólo quedan fuera de este privilegio de exención fiscal, algo así como 295 mil personas, cuyas pensiones están arriba de 9 salarios mínimos y que de completarse el ciclo parlamentario de lo aprobado el miércoles 6 en diputados, ampliará la exención hasta 25 salarios mínimos, algo así como 40 mil pesos mensuales.
Es decir, no se trata de “pobres viejitos” a quienes se les dará la exención, sino de pensiones entre las que están las de los expresidentes de la República o los exministros de la Corte.
Se dice también, y fue un argumento que se manejó en Cámara de Diputados, que es una medida justa porque se trata de quienes ya pagaron impuestos y que por lo mismo, no es justo que los sigan pagando.
El argumento no deja de ser una falacia, ya que tanto la Constitución como la Ley del ISR dicen claramente que el ciudadano debe pagar impuestos por todos sus ingresos.
Y es verdad que en la vida productiva de una persona, se pagan impuestos por el salario y se debieran pagar impuestos por la pensión, que es un ingreso diferente y adicional al salario y por el que no se pagan impuestos cuando se va aportando la pensión.
Es evidente, a fin de cuentas, que todos los partidos, incluido el PAN, votaron a favor de la medida con la idea de que el grupo de pensionados beneficiado por la exención incline sus preferencias electorales hacia un lado u otro; o al menos, que no piense que uno u otro partido los olvidó.
Pienso que es inaceptable crear un régimen fiscal especial por motivos electorales. Lo que se hizo está mal técnicamente y se acabó. Por eso voté en contra y así votaré en medidas que considere que están mal.
Hasta el próximo lunes con nuevas…
PERSPECTIVAS.
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