lunes, 10 de enero de 2011

La oposición irresponsable

Aquella frase priísta de que le vaya mal a Fox aunque se arruine el país, resume muy bien la actitud de todos los partidos políticos cuando han utilizado la oposición para perjudicar al partido en el poder, aunque con ello el país se perjudique.

Uno de los muchos errores y omisiones en que se incurrió cuando México dejó atrás el régimen de partido único, cuya primera señal fue la pérdida de mayoría priísta en la Cámara de Diputados en 1997 fue no establecer mecanismos que favorecieran la formación de mayorías.

Formar mayorías nunca había sido antes una necesidad, ya que senadores, diputados, gobernadores y presidentes municipales obedecían sin chistar las órdenes del Presidente de la República.

Cuando eso terminó, fue remplazado por una semiparálisis de decisiones: no se puede decir que el país no cambie, sino que lo hace con gran lentitud y siempre aceptando lo posible en lugar de lo deseable. Todos los partidos ha utilizado la oposición para que le vaya mal al Presidente, aunque con ello se arruine el país.

Lo hizo el PAN en 1998 cuando tumbó la iniciativa de reforma con la que Ernesto Zedillo, entonces en Los Pinos, planeaba la modernización del sector eléctrico. Y lo volvió a hacer cuando el mismo Zedillo quiso volver a subir el IVA, que había aumentado de 10 a 15%, a 18%.

Muy diferente hubiera sido el mundo para Vicente Fox en la Presidencia, si esas reformas hubieran sido apoyadas por el PAN. Luego le tocó el turno a la oposición más irresponsable que el país ha conocido, el PRI y tomó venganza amplia de lo que el PAN había hecho como oposición.

Apenas en 2001, el PRI tumbó la reforma fiscal foxista, que contemplaba IVA generalizado, un moderno ISR y un sistema tributario más simple. A partir de ahí, México ha avanzado al ritmo que le marca la irresponsable oposición priísta.

Han sido años de docenas de reformas congeladas o de avances por el rumbo de lo posible y no de lo deseable. Así ha sucedido, por ejemplo, en lo energético, donde el PRI destruyó una reforma petrolera que abría las puertas a la modernización de Pemex.

En lo tributario, donde simplemente no se desea avanzar en nada, como lo prueba la no convocatoria, el año pasado, del grupo interparlamentario que trabajaría a favor de una reforma hacendaria integral. Así ha sucedido en las áreas de seguridad, donde las iniciativas siguen semicongeladas para que avancen lo más lentamente posible o no avancen.

Así ocurrió en el último periodo de sesiones con la iniciativa de reforma laboral, que simplemente fue congelada.
Los costos de la existencia de una oposición irresponsable que aprovecha la ausencia de mecanismos e incentivos para formar mayorías los paga mucho, mucho más alto el país, con una economía de crecimiento raquítico que no ofrece suficientes oportunidades, que el partido en el poder, que sólo rema y rema o cede y cede para tratar la parálisis absoluta y conformarse con avancen lentísimos e incompletos. México no puede darse ese lujo.

Nadie quiere regresar al camino del partido único hegemónico; pero la sociedad está cansada de la falta de avances que le abran oportunidades de bienestar año tras año y que condenan a México a ser una nación que se caracteriza por su  ineficiencia.

Hasta el próximo lunes con nuevas....

PERSPECTIVAS

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