lunes, 24 de enero de 2011

México necesita compromiso con el crecimiento

Es probable que sólo en 1981 y en el 2000, cuando el crecimiento fue de 8.1 y de 6.7% respectivamente, se crearon suficientes empleos en México; fuera de esa dos golondrinas, la economía mexicana ha mostrado un raquitismo alarmante.

En los últimos 10 años el crecimiento promedio anual no llega al 2%; pero en los anteriores 25 las cosas están apenas un poco mejor, con un 2.1 por ciento.
La realidad, los datos y cifras indican que ningún partido puede presumir en materia de crecimiento económico.

La falta de crecimiento es sin duda un problema crónico de la economía mexicana, por encima incluso de la inflación, ya que ésta duró casi 30 años antes de que recuperáramos la estabilidad y se ha presentado por periodos en la historia económica del país.
En cambio, la falta de crecimiento prácticamente siempre la hemos padecido y  la época del Desarrollo Estabilizador es en realidad un garbanzo de a libra. En esta falta de crecimiento económico encontramos el origen de la pobreza que afecta a la mitad de los mexicanos; ahí está la explicación de por qué millones de mexicanos emigraron a Estados Unidos y ahí encontramos la percepción de que la economía mexicana está siempre en crisis.

¿Cuánto necesitamos crecer? Para crear los suficientes empleos y elevar el nivel de vida de la población en general, un promedio de 5% durante, cuanto menos, una década y media.

Si lográramos esas tasas de crecimiento en forma sostenida, cambiaría dramáticamente la cara del país.

Estaríamos hablando de pobreza patrimonial y no de pobreza alimentaria, dejaríamos atrás la migración en busca de oportunidades y aprovecharíamos el bono demográfico, lo que garantizaría formar el ahorro que el país necesitará cuando la curva poblacional cambie y la población envejezca.

Ese es el gran reto, la enorme necesidad que tiene México: un crecimiento económico que permita acabar con la pobreza, abrir oportunidades para todos.
Esa debe ser la oferta que quien desee gobernar el país debe ofrecer a los mexicanos: crecimiento económico.

No bastará con ello, porque eso es sólo el qué. La oferta política debe completarse con el cómo, con medidas, planteamientos y estrategias concretas.

Comprometerse con el crecimiento económico significa en esencia asumir una clara agenda para elevar la competitividad, que permita atraer y fomentar las inversiones para que el país crezca.

También significa asumir un compromiso claro a favor de la estabilidad, o antiinflacionaria; significa aceptar que el gasto público no es ni será la clave para el crecimiento y que el equilibrio en las finanzas públicas debe preservarse como condición necesaria, pero no suficiente, para que la economía crezca; significa quitar de los hombros de las empresas a la burocracia, sus regulaciones excesivas y su discrecionalidad.

Sin el compromiso con el crecimiento, ninguna otra promesa será verdadera: ni el combate a la pobreza, n la justicia, ni el empleo, ni las oportunidades, ni un mejor país.

Hoy, la exigencia de la sociedad a los políticos debe ser el compromiso de hacer crecer la economía a cuando menos el 5% anual y cuando menos una década y media.

Sin ello, nada se podrá lograr.

Hasta el próximo lunes con nuevas...

PERSPECTIVAS.

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