lunes, 13 de diciembre de 2010

Triunfan las prácticas monopólicas

Es una verdadera desgracia, pero México parece condenado a no tener una estrategia antimonopolios efectiva.

Apenas la semana pasada, los senadores del PRI, PRD y Verde rechazaron la minuta sobre Ley Antimonopolios que había sido aprobada por la Cámara de Diputados en abril; luego, la Comisión de Comercio y Fomento Industrial del Senado, que preside el priista Eloy Cantú, presentó al pleno un dictamen de la llamada Ley Manlio Fabio, en la que se pretendía hacer de la Comisión Federa de Competencia un órgano desconcentrado, que el nombramiento de los comisionados fuera aprobado por el Senado y otra serie de disposiciones que de hecho, destruían la intención inicial del Ejecutivo de tener una legislación que le dé a la Comisión Federal de Competencia (CFCE) los dientes que se necesitan para combatir las prácticas monopólicas.

Los senadores del PAN y del PRD votaron, en lo particular, en contra de la mayor parte de aquello que descafeinaba la legislación y así se aprobó. Lo que resultó es una especie de camello cruzado con jirafa, que es poco o nada útil para combatir en México las prácticas monopólicas. Una vez más, los intereses de unos cuantos se impusieron a los intereses de la mayoría. 

Una política que combata las prácticas monopólicas y fomente la competencia en México es indispensable, porque las prácticas monopólicas inhiben la inversión. ¿Quién quiere invertir en un sector donde los monopolios, duopolios u oligopolios han copado los mercados, elevado las barreras de entrada, impuesto condiciones que sólo ellos pueden cumplir? Y esa menor inversión significa menor crecimiento económico, menos empleos, menor bienestar para la población en general.

Además, las prácticas monopólicas imponen precios mayores en bienes y servicios; se calcula que en México, el 30% del consumo se realiza en mercados con dichas prácticas y que, por lo mismo, los precios son mayores a los que serían si hubiera mayor competencia en esos sectores.

Los defensores del statu quo tratan de convencer a la opinión pública que de que los intentos en México por darle dientes a la CFCE atenta contra las finanzas de quienes hacen prácticas monopólicas. Nada más alejado. Lo que México pretende hacer no es un invento nacional, sino son prácticas que se usan y han probado su eficacia en otros mercados. Basta recordar la multa de 804 millones de euros que la semana pasada impuso la Comisión Europea a los fabricantes de electrodomésticos, Samsung y LG entre ellas, porque se habían coludido para copar el mercado europeo, imponer precios y condiciones de distribución.

Prácticas como esas, de colusión para imponer precios y copar mercados son habituales en México y la gran multa que se ha impuesto fueron los 40 millones de pesos a Coca Cola que una década después aún no los había pagado, aprovechando los huecos legales de la actual legislación antimonopolios. A estas alturas del partido es evidente que el proceso legislativo para darle dientes a la Comisión Federal de Competencia tendrá de hecho que iniciarse, ante el gusto de grupos comerciales, industriales y de servicios que han hecho del comportamiento monopólico la fuente principal de su progreso; y cientos o miles de pequeñas y medianas empresas tendrán que enfrentarse a una realidad que les cierra el acceso a los mercados y en muchos casos las conduce al fracaso.

Hasta el próximo lunes con nuevas...

PERSPECTIVAS

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