Los problema financieros del IMSS no son nuevos; más aún, tienen décadas y fueron originados por decisiones políticas".
Hace unos días, en la asamblea anual del Instituto Mexicano del Seguro Social, su director Daniel Karam puso el dedo en la llaga: palabras más o menos dijo que el IMSS está quebrado financieramente y que en cuando mucho cinco años será imposible su operación.
Aunque el hecho sorprenda a muchos, incluso a un senador como Francisco Labastida Ochoa, los problemas financieros del IMSS no son nuevos; más aún, tienen décadas y fueron originados por decisiones políticas para obtener votos corporativos o por decisiones directivas de algunos de quienes manejaron la institución torpemente.
Entre estos últimos sobresale Ricardo García Sáinz,
especialista en destruir instituciones, quien ante el ausentismo del 20% de los trabajadores por permisos y tolerancia sindicales decidió contratar 22% más de personal para reemplazar a quienes faltaban. Qué brillante.
Pero también, habrá que señalarlo, porque como en la mayoría de los sistemas de pensiones en el mundo, creados en un régimen colectivo donde los trabajadores jóvenes pagan la pensión de los más viejos, quebraron cuando la población envejeció y los jóvenes no fueron suficientes para sostener a la cantidad de pensionados y también, porque los pensionados ahora viven mucho más que cuando se crearon los sistemas de pensiones y los cálculos no previeron esa longevidad.
En el caso del IMSS, las cosas se agravaron porque el fondo de pensiones, parte al menos, fue usado para financiar equipos de futbol, hay que recordar que el IMSS fue dueño del Atlante o para establecer cadenas de teatros que siempre estuvieron quebrados y se financiaron precisamente con el fondo de pensiones.
Es importante aclarar que los problemas financieros del IMSS no residen en las pensiones de los derechohabientes, cuya situación se resolvió cuando en 1985 se hizo la reforma a la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social y se creó el sistema individual de pensiones, conocido popularmente como AFORES, en el que cada trabajador aporta parte de su salario para crear su propia pensión.
Este sistema, con todos los defectos que tenga, algunos más inventados que reales, ha permitido la creación del más grande fondo de ahorro que México ha logrado en toda su historia.
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